El mercado me ofrece cientos de productos, complementos, programas e intervenciones corporales. Me ofrece cortes, hormonas, inyecciones, me ofrece terapia. Me ofrece dietas y gimnasio. El mercado no atiende ni entiende la posibilidad de sentirse bien en el cuerpo de unx, entiende y extiende la posibilidad de comprarte otro cuerpo, otra autoestima, otra vida.
Me da por creer que a las personas gordas, de funcionalidad diversa, anórexicas, bulímicas y trans nos están engañando exactamente igual. Que tenemos una desesperación compartida. Y para terminar, me pasa que cuando pienso en esto, y me altero, el feminismo no me suele ayudar a encontrar la calma que sí encuentro accediendo, de cualquier forma, al mercado.
Días de Disforia. Díasforias.
Días de fobias y norias.
Disforia es el término psiquiátrico con el que se patologiza un recorrido incierto de vida. In.cierto. Ciertos recorridos de ciertas vidas. Disforia es el término que describe el efecto de toda una construcción cultural, política, materializada en el propio cuerpo, en la propia mirada, de quien le da sentido y presencia a la carne.
Me siento el maldito conejo de Alicia, ¿de qué corres, adónde vas?
En los días así, los díasforias, me cansan los términos, la psiquiatría, me cansa el constructivismo, me cansa el feminismo, me súper cansa el transfeminismo, es que no os quiero escuchar ni en pintura. Tapo todos los espejos de casa, me alejo de la cocina, respiro cada nuevo impulso de hacerme daño, decido que hoy no es un buen día para esto, que, por ejemplo, hoy no me voy a hormonar. Y sé que esta precisa punzada no es ni más ni menos que el resultado de una violencia que se me cruza en la identidad, y que en un día como hoy, igual que yo, estamos todxs quienes no hemos podido/querido reconocernos en el ideal, quienes no hemos podido/querido asumir ese número 2. Que aparece porque me planté y porque decidí dar voz a este sitio de ruptura en que me encuentro. La disforia hace eso. Rompe, parte, te reparte los cachos allá donde pisas. Y el lento camino de coserlos, en esta sociedad de bulimia, ideal e imagen, se convierte en una carrera de obstáculos donde todo aparece lleno de incertidumbre que se desfigura en la gran DUDA, duda... duda... duda... dolor que no encuentra superficie para respirar, un saco de preguntas que no encuentra fondo del asunto donde caerse muerto.
En días como hoy me cago en la ostia, en cuánto daño radical ha hecho el esencialismo al que criticamos, mientras todxs andamos buscando en los espejos esa esencia ser, la esencia persona, esencia mujer, esencia hombre, esencia trans.
Esto es cada día, y es ahora.
¿Y tú qué dices, soy o no soy suficientemente trans?
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