Asilo.



Compañera.

¿Me creerías si te digo
que tu abrazo es mi asilo?

Que entrelazar nuestros cuerpos hace trinchera.
Que tu cadera en mi cadera
me generan
una barricada salvaje y firme.

Que follando contigo, 
yo saboteo juntos
al patrón de la fábrica
al capitán del barco
y al patriarca de la tribu.

Compañera.

¿Cuántas veces agarrarnos de las carnes
existir en los gemidos
mecernos en los orgasmos
nos salvó de la llamada de la muerte
a la que vamos sorteando?

Compañera.

Deme el permiso
de romantizar como resistencia
este instante

míreme a los ojos sin vergüenza
respóndame honesta
si me creería
cuando le digo:
que tu abrazo,
tu abrazo compañera
es mi asilo.

Princesa azul.


Azul. Color azul.

Cogí mi fantasía y la manera en que prometías
una historia azul
las entrelacé en un nudo y jugué, y jugamos
fue divertido hasta que
el nudo se hizo corredizo en mi piel
y cedí su presión a tus manos
y dolía, y dolió

cogí tu fantasía y mi deseo
proyecté un nido de placer y calma
no conseguí ese paraíso del que me hablabas
sí que conseguí reabrirme la herida
conseguí acordarme
de lo que ya sabía
de lo que un día ya aprendí que me hacía daño.
Y dolías. Y dolió

amor mío
te parecías tanto, tanto
a mi vacío
parecías ocupar el preciso espacio exacto
al agujero que llevo dentro
tu volumen y forma parecían perfectas
hechas
a semejanza y medida
del hueco que cargo
de un sitio para otro, de un lado al otro
año tras año
sin descanso ni aparente motivo
y dolía, y dolió

cogí tu imagen y no pude
no quise
desapegarme de ella, costaba demasiado
me seducía demasiado
luché duro por reternerte y retenerme a mí en el cuento
a tu lado
permaneciendo
inmóvil
congelado

finalmente
cogí mis bártulos y mis vértigos
cogí mis excusas y tus mentiras
cogí mi chaqueta de invierno y mi sombrero de verano
cogí las fuerzas que recordaba que yo tenía
y abandoné el nido
y abandoné el nudo
y abandoné el barco
en el que
parecía que flotaba y
poco a poco
lentamente
yo
me iba
ahogando.

En ese azul.

Cogí el camino de vuelta.
Regresé. A mí, a mi principio
a mi centro.
Y es desde aquí,
que hoy
a salvo
te escribo
hoy desde esta orilla
es que te pienso.

Y desde ahí, te miro
de lejos y me concedo
me doy el permiso de
hoy
echarte
un ratito
y un mucho
y un tanto
de menos.