La gente como tú y como yo.
formadxs por tantos agujeros negros que tanto asustan. por tanta fuerza.

yonkis del dolor y de la belleza.



del dolor.

y la belleza.




G.


Su voz y su sonrisa me transportan a un lugar y a un momento lejanos, a una imagen sutil y erótica de algo que está muy fuera de este aparente aquí en el que nos encontramos. Taquicardia. Riesgo. Sí. No. Me acerco. Y me pierdo. Sobretodo me pierdo en la profundidad de sus ojos que me miran. Sobretodo me pierdo en los cruces de caminos que nos acercan y que como juegos tentativos de niñxs vuelven a alejarnos. Sobretodo me pierdo a lo largo del tiempo que va pasando en nuestras vidas, en esta película en la que una y otra vez se nos permite sentirnos, tocarnos, pero que nunca parece terminar por cerrarse el círculo, treparse la escalera

sin peldaños, la maldita escalera.

Me muero por volver a verte, pienso muy fuerte. Vuelvo la mirada hacia ella.

Y cierro la puerta.




Intensidades y equilibrios.





Las sacudidas producidas por las ganas de vivir se suceden idénticas a las de morir

como sentir adentro el abismo adonde te quieres arrojar
como un fuego que aparece sin aviso para quemarte por dentro.

Así que
pase lo que pase, en adelante, nunca olvides, este así.

Este esto.







Cansadx del autocuestionarme cada vez que me hace daño.

Ser como el personaje que se sale del primer plano y abandona el escenario
pero aquí con el lugar de la causa

Porque
Cuántos motivos se sitúan en tu jodido egoísmo camuflado cuando yo me siento triste cuando no encuentro la siguiente frase cuando me desborda cuando no entiendo cuando me enfado cuando pese a tu pose el conflicto se rebrota?

Migración, (des)memoria, desposesión, soledades.


Recuerdo de un dolor profundo y conciso.

¿Qué pasó?
Que olvidé quién era.

Y un día miré alrededor
y no encontré a nadie 
para recordármelo.


Verás. Quiero conocerla. Y no sé cómo hacerlo. Sin forzar las maneras. Porque, verás. En esta ciudad no suele suceder. Eso del querer. Eso de conocerla. Y, vaya. Porque, verás. Al final sólo quiero conocerla por sus palabras. Nisiquiera tengo resuelto si me gusta o no me gusta. Así, sin conocerla. Deduzco que sí porque leerla me hace ver en otros colores. Las cosas. Y eso es mucho. En este cuerpo. En esta ciudad. A estas alturas. Yo no sé ni si me importa el grado de neurosis que implica el que quiera conocerla con todo lo que eso implica este conocerla sólo pudiendo ofrecer esta inocencia adolescente esta ida de vuelta estos nervios avivados imaginación desbocada sorpresas escuetas taquicardias varias y romanticismo literario caducado del que ya no se lleva.

Pero hoy la leo, y verás, quiero tanto conocerla.


Nacimos reales.






Como niñas hetero
nadie nos dijo nunca 
que aquel famoso Origen del Mundo
estaba al alcance
de nuestra mano

y no sólo eso
-no sólo eso-
sino que se amplía
que se expande
cuando descubres que puedes meterte
muy muy dentro 
tan dentro

mientras que la sangre 
todo lo inunda
todo
y un amor
uno del que nunca nos hablaron
todo lo envuelve
todo

a nosotras
como niñas hetero
nunca nos contaron
que se podría traspasar ese cuadro
que decoraba las paredes de aquellos hombres
tan ilustrados

traspasarlo en secreto
y a voces
para amarnos entre nosotras
 como nunca antes
y luego fotografiar
el milagro.

Amor, nosotras nacimos reales.

Templo.


Mirar y sentir las olas en silencio.
Cómo el viento eriza mi piel.


A falta de nada ahí afuera que me asegure que seguiré vivx
hago de vuestros cuerpos y de la escritura mi propio templo.

J.


Me dices que me quede. Me dices, te digo. Hace días que estoy como ausente.
Me pesa esta ausencia, el no entenderme mi proceso, esta parálisis que va y viene
que no sé de dónde viene
y que no sé cuándo va a cesar.

Trato de conectar de nuevo, con los escenarios, con las otras, contigo y con el resto.
Trato de salir, y al poco rato siento que necesito volver a entrar.
A éste esto.
A este adentro tan difuso, tan incierto. A este agujero que tanto miedo da.
Y tú, mientras, me dices que me quede.
Y yo me siento escuchándote un poco despojo, sombra, un poco insecto.

No entiendo qué crees que puedo ofrecerte, qué es lo que ves cuando me miras sin estar
me dices que me quede, y yo me quedo porque me siento a salvo y eso es lo fácil
y quizás en mi estado lo fácil es todo cuanto debería contemplar
por aquello de cuidarme
porque eres mejor que una terapeuta y encima me follas gratis

me asusta lo fácil que me resultas, y me asusta que me digas que me quede
y me pregunto como pregunta abierta si alguien sabe
cómo se combate a la vez la monogamia y los periodos de sufrimiento mental.
Y qué relación tienen.

Te escribo pensándote y llenándome por dentro de este cariño mientras espero
a que regreses
dejándome estar
refugiadx del mundo en tu casa. En lo fácil, me he quedado, al final.

Eres el precipitado placer de besarte y lamerte
de comerte y chuparte
de tocarte y agarrarte y abandonarse y perderme

eres todo el silencio compartido en tantas horas en cualquier cama
eres las miradas los gemidos y bostezos vagos
los fluidos, la saliva, la sangre, el whisky, las mil formas de correrse
y las lágrimas

también eres las lágrimas

las llamadas de emergencia a(en)tendidas, los abrazos de contención, los besos de amiga, las noches de pesadillas, los miedoslosmiedoslosmiedos tantos y tantos y tantos miedos, los temblores, las flojeras emocionales, la distancia las nostalgias, la mala ostia, el domingo triste, las dudas, las huídas, los lo dejamos o lo cogemos, seguimos o terminamos, qué raro es esto y qué raro de repente este quererse tanto, y tan sincero, ¿pero entonces somos novias? qué conflicto qué misterio, no lo entiendo, de dónde sale un sentimiento tan fuerte si yo no sé si te quiero o no te quiero ni por qué ni hasta cuándo

ya ves,
cuánto romanticismo rancio puesto para narrar este inesperado cruce
en nuestros respectivos universos.

Eres mis ganas impresionantes
de vivirte y re-conocerte.
Eres una vuelta por el parque. Eres noches de oxígeno. Eres quitarse la máscara, las ropas y los disfraces. Eres confesiones y risas. Con mañanas de aguacate.

Ayer mi mente era un campo de exterminio.



Ayer mi mente era un campo de exterminio.

Éxtasis inerte. Insomnios de la mente, en un instante. Perífrasis del dolor, periferias envolventes, no accionan, no arden. Sólo silencio sólo solx ausente solamente perderse
y no encontrarse
perderse
y no encontrarse
buscarse, queriendo buscarse
y salirse y nunca más hallarse

ayer mi mente era un campo de exterminio

pánico, petrificante
sirenas de policía, cristales que se rompen
adentro, una vida que no se sostiene
y afuera el sonido de un helicóptero sobrevolándote 

días antes 
nada funcionaba días antes
y lo sabes

cuando el cuerpo no responde, cuando la respiración no responde, cuando las palabras no responden, cuando la teoría no responde, cuando la política no responde, cuando los "anímate" ya no valen

ayer mi mente fue un campo de exterminio

y todo se moría, todo lo mataba, y yo creí morir, y yo quise morir
y todo se moría, todo lo mataba, y yo creí morir, y yo quise morir
y todo se moría, todo lo mataba, y yo creí morir, y yo quise morir
y todo se moría, todo lo mataba, y yo creí morir, y yo quise morir
y todo se moría, todo lo mataba, y yo creí morir

y yo, quise morir

y desde entonces el cuerpo tiembla
sabiéndose fuera de sí
estoy en un viaje
y no encuentro cómo aterrizar
y no encuentro cómo ni quién me acompañe

tengo miedo del diagnóstico
y de las sirenas que invaden las calles
evito las miradas de la gente
porque Yo me he decepcionado del Mí

estoy en un viaje
y no sé si odio estar tan locx
no sé si odio seguir vivx
huyo para no sentir

ayer, mi mente fue un campo de exterminio

y aún
queda punzante esta parte
que sigue de viaje
la imagen
en la que me he perdido
de la que no sé salir
y yo, no sé cómo me perdí
y yo, no consigo volver a encontrarme.

Ayer mi mente era un campo de exterminio.
Y a falta de otro espacio
entre tanta revolución
lo dejo escrito aquí...




Me enganché a ti
porque te fascinaba la poesía

nunca entendiste por qué seguía tu juego de amor y deseo
cuando resultaba evidente
que yo no lo sentía

tampoco te lo supe explicar.

Hoy te digo
algo cabizbajx

créeme: fue por la poesía.

Refugio.


Autismo:

A menudo alrededor todo se rompe por eso
sólo queda
lo de dentro.

Adentro como a salvo. Adentro como seguro, como cierto.
Adentro como inviolable, intacto, propio
interiorismo crónico frenético
sin el adentro no hay
no existe otrx
afuera
sin el adentro.

Vosotrxs manteneis a diario
este mundo como algo inhabitable
rompiendo nuestros entornos
rompiéndonos

no esperéis explicación alguna
de la aparente ausencia
en la mirada con la que os devolvemos
ese vacío

ese vacío
que es vuestro, no nuestro

no esperéis palabras que nos legitimen
nuestra elección, nuestra supervivencia
frente a vuestra muerte camuflada
nosotrxs elegimos vivir

aunque sea
aquí adentro.




Los bucles de la mandrágora

(la raíz que grita)

Venidas de muchos lugares y aterrizadas en la ciudad-desorden de Barcelona, unas cuantas desequilibradas nos hemos encontrado y hemos decidido emprender un viaje juntas bajo el nombre de Las Bucles (Boges Ultravioletes Conspirant Lluites Excèntriques per Sobreviure).

Somos un colectivo recién nacido que empieza a caminar con muchas preguntas, dudas e inquietudes, y que pretende reflexionar en torno a la "salud mental", a las prácticas antipsiquiátricas y a los feminismos.

"Bucles" rinde homenaje a la palabra-concepto cómplice que cotidianamente utilizamos entre nosotras para nombrar esos estados de no-retorno, de pensamiento repetitivo y obsesivo, todas aquellas emociones que siempre vuelven, ya sea a raíz de un conflicto personal o político, de unas vivencias corporales incómodas, o de un malestar indefinido y cíclico.

Creamos y creemos en este espacio como lugar desde el que poder politizar el malestar, a partir de relaciones basadas en la afinidad, la confianza y la seguridad. Partimos de la necesidad de socializar, compartir y crear colectivamente estrategias y herramientas para gestionar el dolor, el sufrimiento, los miedos, los bloqueos con los que vivimos cotidianamente y para los que no solemos encontrar espacios habitables. En relación a esto, nos resulta fundamental cuestionar la normatividad imperante y el hiperproductivismo de muchas de las dinámicas militantes de las que venimos, y poner sobre la mesa las lógicas de los cuidados, es decir, cómo nos acompañamos y cuidamos desde nuestros propios límites y los de la comunidad.

Queremos indagar desde las experiencias personales acerca de cuáles son las relaciones que se dan entre la psicopatologización y la construcción social del género, considerando la psicologización otro mecanismo/dispositivo de control de la vida cotidiana. A partir de una crítica a la industria psicofarmacológica, nos interesa explorar en torno al farmacopoder y su relación con nuestros cuerpos y subjetividades. Descuartizaremos los imaginarios que nos introyectan a modo de corsés asfixiantes, mercantilizando nuestra propia experiencia dolorosa en términos utilitarios que responden a una lógica líquida y consumista.

Por todo ello, sentimos la necesidad de seguir recuperando las genealogías feministas de la locura, para constituirnos y visibilizar a nuestrxs hermanxs lokxs a través de sus vidas, historias, luchas, gritos, balbulceos, murmullos... incallables por la tecnología psiquiátrica. Y como la mandrágora gritamos: ¡¡os hacemos caso y no os convertimos en caso!!
 
En definitiva: aspiramos a autonombrarnos como grupo de autodefensa feminista antipsiquiátrica.

Y, como chispa de arranque que encienda y sea motor de todas estas inquietudes anteriormente verborreadas, aprovechamos este espacio de publicidad para anunciaros con entusiasmo nuestro próximo proyectil "Mandrágora", una publicación donde expresar todos estos delirios y muchos más, a través de la escritura, la poesía, los gritos, el dibujo, o ninguna de ellas, o un conjunto de todas... Buscamos entrelazar nuestras experiencias cotidianas, personales y colectivas, de cómo nos sentimos locas en este sistema heteropatriarcal y capitalista, cómo nos salva y mata nuestra condición feminista, y narrar así el malestar a través de nuestras realidades en los espacios colectivos o de militancia, cuestionando "el origen" de la enfermedad, el binomio sanx-enfermx, la violencia de la normalización sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos, que determinaría quién entra y quién queda fuera de lo socialmente adecuado, adaptado, razonable, "normal"...


... esperamos vuestras voces.

Resaca, emocional.




Hoy es domingo
y me he preguntado
dentro
breve pero bien dentro
y miro y no encuentro
no obtengo
ninguna respuesta

quizás hoy no las necesite quizás
sólo preguntas
 quedando solo
ese quizás

que me basta y me llega y me llena
gracias
quizás
a todas ellas.




Frente a la muerte. Frente al miedo. Frente a los resquicios.

Mi cuerpo es mi batalla final. Mi cuerpo es mi débil fortaleza. Mi cuerpo es una constante, mi constante vital, es mi tránsito constante. Transitum continuum. Mi cuerpo es mi lugar. En mi cuerpo yo comienzo y termino. Mi cuerpo es mi realidad. Mi cuerpo son mis medios, y por todos ellos, él es mi último objetivo. Mi cuerpo se lee, admite lectura, interpretación, lógica, conclusión, sustantivo. A veces no admite preguntas, a veces no encuentra respuestas... a veces ni siquiera adjetivos. Mi cuerpo es mi espacio. Habito mi cuerpo, habito a través de mi cuerpo, es con mi cuerpo gracias a lo que y con lo que yo habito. Lo que aprendo con mi cuerpo, nunca lo olvido. Mi cuerpo siempre recuerda. Dolor y placer son rápidamente elaborados y traducidos por la mente, pero en el cuerpo es donde permanecen, es en el cuerpo donde para siempre quedan inscritos. Mi cuerpo no es lo que crees, no es lo que piensas, mi cuerpo es lo que ves y lo que tocas. Mi cuerpo es exactamente lo que dirías que parece que es mi cuerpo. Mi cuerpo es mi mundo, y mis posibilidades; mis errores, y mis ensayos. Mi cuerpo es con lo que soy capaz de poder tocar tu cuerpo, de hacerte presente, de acceder a ti. A tu cuerpo. Mi cuerpo existe porque existen otros cuerpos.

Es domingo y llueve.


La vida se desenvuelve como algo complicado. A menudo junto a esta ansiedad me come la necesidad de una línea, un eje, el agarre de cuando el sentido de las cosas se disuelve y tú ahí quedas, sin respirar mitad delirante mitad flotando.

Es domingo, y llueve. Creo que en Barcelona suelo ponerme triste los domingos.

Ayer el sentido de las cosas aparecía y desaparecía con las horas. Cargas policiales gases y ansiedad y terminar en cerveza y un calentón quinceañero en un concierto de rumba y costrerío donde yo no quería estar pero ahí seguía. Y el metro de vuelta a casa empapadx de cerveza y de otras cosas, borrachx y anonadadx pensando en todo esto de el sinsentido.

El sentido. Y no sé si el secreto está en fingir que todo tiene sentido hasta que en cualquier momento de pronto por sorpresa empiece a tenerlo.

La asamblea se va a la mierda por el patriarcado y nosotras cogemos fuerza pero no sabemos qué hacer cuando todo duele. No aprendimos qué hacer cuando duele demasiado.

Y las heridas brotan, luego, en forma de llamadas y mensajes que se nos escapan de las manos y los dedos.

No sé dónde colocarme ni dónde colocaros. A toda esta gente que aparece y se me queda dentro.
Supongo que es por el miedo, y punto.

Tengo ganas de vomitar y resaca absurda de cerveza. Y necesito un abrazo. Es domingo y llueve, y creo intuir una especie de atisbo de empezar a entender por qué soy una persona sin raíces, y sin hogar, y por qué me pongo tan triste en Barcelona los domingos.

Y de pronto suena el timbre
y de pronto estamos follando.

Joder, domingos tan extraños, tan extraños los domingos.

43.


El número de la talla de sus pies.
Un aguacate en el suelo.
El olor de su coño por el cuerpo. y las sábanas, y las ropas, y los sofases.
Quisiera politizar todo aquello que me ayuda a respirar, como esto, así, de este modo.
Construir el cómo frenar el miedo, el permitirte sentir y compartir estos momentos.
Aunque a veces sólo sale un poema. O unas sintéticas líneas

¿quién necesita comprar testo, albergando este nivel de endorfinas dentro?






Dolor no me empobrezcas
Violencia no me enturbies,
dame otra vez instinto,
dice la poeta.


frente a mi computadora
frente a esto que vivo/escribo
frente a mis pensamientos cotidianos
frente a mis fantasmas y mis temores

Nosotras frente a frente devenimos amigas.

Nosotras.


http://es.scribd.com/doc/104422336/Etica-amatoria-del-deseo-libertario-y-las-afectaciones-libres-y-alegres 



Los ruidos de mi cabeza, hoy no están.

Cortina de baño.


Barcelona resulta inmensa, y aún así, ya ves, a veces se nos queda corta.
Pasamos ratos, horas, tardes, noches en un mismo reducido espacio

ejerciendo nuestras presencias de una forma casi como si se evaporaran
con una cortina de ducha entre ambxs que nos hace intuirnos, y permitirnos a la vez no distinguir muy bien que somos efectivamente nosotrxs siendo en ese mismo lugar y momento

oigo su voz, su voz alta y grave ocupando tanto aire, pero no escucho, no presencio, no me giro, me evado

y esa cortina sólo se descorre inoportunamente en ciertas incómodas ocasiones en que en ese mismo lugar y momento nuestras miradas se coinciden, y nos agitamos, y yo me rasco compulsivamente la nuca hasta hacerme daño

y me desplazo con miedo a de pronto sin querer o queriendo tocarle o rozarle o algo de eso y esa especie de pánico escénico a qué podría hacer yo después de tal tropiezo imperdonable

luego marcho a casa con cierto nudo dentro de cuándo podrá suceder algo como un hola demos un paseo
algo resolutivo y práctico
algo maduro y ejemplar superdelaostia
pero
mi madurez y ejemplaridad aquí quizás nunca puedan suceder
es cierto que ciertos rotos ya nunca más encuentran arreglo

creo que te me rompiste y que me rompiste y no tengo aún las palabras para esto
no las he encontrado

y me jode, el moribundo soterrado "te echo de menos".

Fiebre.


Nunca lo reconoceré
pero
me pasé la noche soñando que te follaba.

Nuestro último encuentro acabó
justo cuando todo estaba empezando
en aquel momento breve y exacto
de calentón y volteretas en un colchón viejo sin sábanas
transcurrió rápido con el reloj haciendo estragos
y yo hacía mucho que no temblaba tanto
y yo hacía tanto que no tenía tantas ganas

Nunca lo reconoceré
pero
en estos días mis contados ratos de calma
están resultando ingrata e íntegramente destinados
a intentar esquivar
esta pulsión no resuelta
todas estas imágenes mentales que me avasallan

-los cuerpos tu olor el tacto mis manos ese roto del pantalón situado casi en tu entrepierna nuestras risas flojas la silueta de tu espalda-

pero no puedo, no quiero, me puede
maldita sea
ese maldito roto del pantalón me está quemando
de veras, este deseo desatado me supera

Me he quedado con la fiebre a cuestas
Me cuesta
ponerle palabras a todo lo que sucede
a todo lo que se mueve y opera bajo un síntoma aparente de taquicardia
del sexo, los sexos
durante esos breves momentos
y sería un esfuerzo describirte esto
sin caer en ciertas metáforas pasionales extremas
sin llegar a plantearme el autopermiso
y los autocuidados y el sentir demasiado
y el blablabla etcétera etcétera

por eso no lo reconoceré nunca
todo esto
las ganas con las que te espero, que te esquivo durante el día
pero que te follo cuando duermo
que tu cuerpo ardiendo bajo el mío es un abismo
al que elijo de a poco asomarme
para finalmente dejarme caer
primero la cabeza, y después el resto
sin coger carrerilla
sin dudas, sin vértigos

sin vergüenza
sin miedo.

Casi.


Desde el silencio de entre unas paredes casi puedo parar a escribir mi mundo.
Casi olvidé cómo era eso.

Refugio

Gato

Sol

Libro

Besos

La risa. La absurdez tonta y concisa. La simpleza. Como de estas veces en que te cruzas con paisajes de contigo misma que casi ya ni recuerdas y que te gustas y que te alegras por todo, por casi nada apenas. Como de cuando te reencuentras con la niña traviesa que te mira y que juega y casi así puedes pasar las horas al sol en tu terraza entre el barrio de bloques de cemento que te protege y que te encierra y todo sigue así, existiendo, casi como si la vida siguiera, casi así mereciendo la pena. Y lo escribes, para ante cualquier vacíopormomentos acordarte de todo esto. De la vida, como la luna, presente, barata, y llena. Casi llena.



Fristail.


¿Diagnóstico? El diagnóstico no es nada, el diagnóstico es un parche, un sustantivo, un velo científico que se corre y se descorre luego. El diagnóstico es un accidente. El diagnóstico no es lo que nos separa.

Mi escritura emula la realidad.
No sé cuando vivo y cuándo escribo, no sé cuál de las dos va primero.

Quisiera follarte esta noche, pero hace frío, estoy triste, profundamente triste aquí dentro. No sé si sé follar así de triste.

Me escondo. La ciudad me da miedo. Las personas me dan miedo. Cuesta mucho esfuerzo cotidiano cuando tu sueño está en lo colectivo. El miedo.

Lo colectivo, últimamente, casi siempre, falla. Y yo me enfado y me duelo y renuncio y me aíslo. Y pienso y me torturo y extermino. Y luego llega cualquier sonrisa a deshora y se me pasa.

¿Disforia? Tengo una imagen mental muy difusa de mis genitales y mi cuerpo.

No recuerdo qué es lo que merezco pero me mezco en la paciencia y la distancia absorbo las luces un poquito de constancia y abrazo a mis hermanas inoportunas de este campo de batalla que es mi existencia misma hecha de heridas hecha de caídas y medallas y todos estos años transcurridos se me olvida qué es lo que he aprendido quizás nunca aprendimos nada pero seguimos seguimos despiertas seguimos alerta malheridas y aún con todo no abandonamos la encrucijada a muerte con mi mente con mis ensayos con los errores y con todo lo que ya hemos pasado os miro a lo lejos y me veo a mí mismx buscando soluciones atajando remedios y a patadas con quien venga y nos oprima mi vida mi vida mi vida tan frágil y tan perdida y yo la quiero a la mínima la quiero pese a todo y por casi nada respira envuélvete en la escritura espontánea que diga que sobrevives día a día que desahogue un domingo de mierda cualquiera en que te come la angustia y no consigues distinguir a tu enemigo. Y hasta mañana.



Casa.

C. me mira a los ojos y me dice que soy casa. Eres casa, me dice.

Un huracán me agarra por aquí dentro. Casa. Yo, casa. Yo, la casa de otra. Casa, yo, sin-casa, yo soy casa, casa de otra(s), yo, aquella casa. Cuerpo-casa. Ser casa, sin ella.

Hoy, hace un año de aquel momento en que dejé de tener casa física. De sentir tenerla. Trescientos sesenta y cinco días vagabundx. Trescientos sesenta y cinco días sin un techo y unas paredes en que viera escrito mi nombre, en que viera proyectado mi reflejo. Sin un techo y unas paredes el mundo y la vida te suceden como algo agitado, confuso, peligroso, extraño, ajeno.

Soy casa, me mira a los ojos y me dice. Mis amoras son casas, yo pienso. Tengo una casa en cada mirada como la que me están regalando en este preciso momento.

Así que con todo, y a raíz de todo esto, he decidido frente al mundo y para mis adentros, que ya no quiero más ser valiente. Que me he cansado de ser valiente. Me agota, me duele, me mata. Se acabó tanta primera línea y tanta armadura. Se acabó, tanta valentía y tanta ostia.

Cadáveres emocionales.

Puertas, abandonos.

Hay que hacerse consciente de qué tipo de puerta agarras y de cómo la estás cerrando. Hay que hacerse consciente de cuando cierras una puerta y el material en que ésta fue fabricada. Hay que hacerse consciente de que si la dejas de ese aparente modo en que un soplo de aire-tiempo puede que venga y la cierre, evidentemente -y esto tú ya lo sabes- el soplo vendrá y la cerrará, eso sí, lo hará sin que te sientas la verdadera y única responsable, porque tú ya te sabes muchas estrategias pseudoracionales desviadoras y convincentes y podrás hablar y escribir hasta la saciedad sobre el aire y el tiempo. Pero todo eso da igual -y esto tú ya lo sabes- porque eres la verdadera y única responsable.

Hay que hacerse consciente antes del momento irremediable, de que cuando una puerta, una puerta pesada, es cerrada, ni Dios ni los perdona podrán abrirla de nuevo.

París no es punk.

El agujero interno me llevó hasta París, bajo el influjo del alcohol, recorriendo los kilómetros supurando a mi paso aquel infinito e insoportable dolor tan confuso. Una mañana cualquiera me levanté, fui a rastras hasta el baño, alcé la mirada, y de pronto volví a encontrar algo, algo reconocible sobre la superficie de aquel espejo. La visión de aquellx resultó tan fuerte después de tanto tiempo que profiriendo un grito casi me desplomo contra el suelo.

Al principio por impresión todo era un espectro borroso, finalmente la imagen alcanzó su nitidez.


- Hola, mi corazón, mi vida. 
- Bienvenida.
- He vuelto.
- Nunca más me abandones.
- Te he echado tanto de menos.


http://vk.com/video_ext.php?oid=199923137&id=164890465&hash=ac282bf3f5a2de8a&hd=1

Dime


más allá de esa nada que llenas con palabras




desde dónde vives el silencio

y te diré quién eres.

Sintítulo nicoherencia.


"la poesía y el porno se parecen, 
pero la poesía es más pornográfica"





Mis ojos piden permiso
me deslizo
mis pies se acercan
se posan
reposan en tu espacio vital.
Se congela la escena.
Mis manos frías
entorpecidas
incapaces de atrapar
cuanto acarician adentro sólo
sólo acarician

cuando cierran ya es tarde adentro 
no queda nada
no queda nada ya.

Noches sin estrellas.
Versándote a ciegas.
Estrenando los mimos.
Entrenando los ritmos

las distancias.
Paciencia.

Acrobática gimnasia
entre mi leve autismo y tu ligera arrogancia.

Dónde estás, porque no te veo
no te siento ni siquiera 
nisiquiera entre estos versos
versos que son todo tuyos, para ti, ahora.
Así que ahora siéntate y siente esto.

Atrapa mi metáfora
mujer de humo, espejismo incierto
¿nos conocemos?
Quién lo diría.
Pero mis pupilas no olvidan.
Recuerdan
que estos temblores ahora tan míos 
estos son ahora nuestros.

El viente vibra, en ritmo anárquico
desbinarizando su compás
resuenan fuerzas, potentes flechas
bom-bóm bom-bón-bom 
bombombom-bón bombom

bombeo

orgiástico, pero
cede y cesa
simulacro orgiástico
y luego
punto cero
su ritmo es sordo
congelado
y cuando va a despegar

ya es tarde
ya es tarde no queda nada afuera
no queda nada ya.

Flujos que brotan
flotan
azotan de muerte y de vida
sudores, saliva
sólido líquido gaseoso
y líquido
y sólido
y gaseoso
...y gaseoso
gaseoso...

descompuesto
deviene lúbrico
y se torna gas

y allá
es donde yo floto y vuelo
entre el abismo y lo real
me descuelgo y juego
a recorrer tu pelo juego
a rompernos y a inventar.
Lo siento cerca
pero cuando lo quiero tocar

ya es tarde no queda nada en mi cuerpo
no queda nada ya.

Más allá de lo permitido
siempre acecha el miedo.
Yo traspasé esa línea, cariño
ya lo he asumido.
Funciono sin Norma funciono sin peros.

¿Y tú? Quizás
algún día -quizás esta noche-
quizás esta noche
lo asumirás.
No quiero coherencias
no quiero esquemas no quiero
emular más existencias que la mía
y la tuya
y la nuestra.

Prou. Basta. Ya.
Mírame a los ojos, respira, regresa.
Palpa mi pálpito encendido
quiero crear, conjurar conjuntas el delirio
antes de cualquier fatídico final

antes de que no quede nada cierto
de que no quede nada ya.

Lee esto
o pídemelo bajito y yo te lo leo
atrapa mi metáfora
(esta primavera, este inoportuno enredo)
sólo sonrisa sólo
sin prisas dime
sólo dime déjate llevar.

Quiero follar aunque reviente.
O precisamente.
Quiero follar para reventar.

Eros, Thánatos, 2014.


Que tanta conciencia adquirida acerca de
la fragilidad de la vida no me encierre más
que me empuje y que abra alas
me dé palabras
para expresar y sacar de tanto guardián de guarida
los duelos los logros la pared y la espada la jaula
la sonrisa
que perdone y consienta estas entrañas
estas entrañas extrañas, tan mías
tan ardientes como dispersas
tan inestables inconstantes inquietas
que dibuje y desdibuje cicatrices
al aire, improvisadas, asumibles
que en mi vientre se teja mi centro,
no para que se quede inmóvil y quieto
No
yo quiero un centro cierto,
caótico como una maraña
que no tenga más miedo, no, que no lo tenga
que la muerte no se me anticipe
que a pesar de pesadillas me incorpore
en cada caída, y cada mañana
que mi cuerpo despierte y resista
que toda esta muerte que me sustenta
me aferre a la vida
que toda esta muerte me sirva

que me sirva para vivirla
que me sirva para quererla.

Cis.

Buenos días, clase. La columna de hoy será una lección de vocabulario. Hablaré de mi prefijo favorito, el mejor del mundo. En resumen, se trata de la breve, dulce y sexy pequeña combinación de tan sólo tres letras: “Cis.” Viene del latín y si no sabes qué rayos significa no importa, hay una buena probabilidad de que se aplique a tí.

Ahora presta mucha atención, porque después habrá un examen.

“Cis” significa “en el mismo lado,” y es un antónimo de “trans,” que significa “a través.” ¿Puedes ver a dónde voy con esto? Si de alguien que ha atravesado una línea invisible y socialmente construida alrededor del sexo o el género se dice que es transexual o transgénero según el caso, alguien que NO ha atravesado nada y siempre ha permanecido en el “lado” del espectro que le fue asignado, podría ser descrito como cisexual o cisgénero.

En otras palabras, “cis” significa “no trans.” Eso es todo.

Muchas personas rechazan las etiquetas, especialmente las etiquetas que ellas no han elegido para sí mismas. Esto es apenas natural. Muchas veces cuando defino cis” enfrente de las personas cis, éstas se resisten, reaccionan con sospecha o incluso se sienten insultadas, quieren saber si “cis” es una especie de insulto.

De hecho, “cis” no es un insulto. Tiene más parentesco con “heterosexual” que con cualquier otra cosa y es un término todavía más neutral que “hetero,” que en inglés se suele utilizar como “straight” es decir “recto,” implicando que las personas homosexuales son de alguna manera “torcidas.”

Aunque no es un insulto, es probable escuchar a algunas personas trans utilizando la palabra “cis” con cierta irritación, por ejemplo, “Vino este tipo cis y quería que le respondiera veinte preguntas estúpidas sobre mi género,” o “Todas esas personas cis se me quedaban viendo cuando subí al bus.” Pero una vez más, se trata de palabras como “hetero,” “blanco” y “masculino,” que se utilizan a menudo de esa manera, como cuando alguien dice, “allí estaba esa chica hetero que no dejaba de preguntarme cómo fue que según ella ‘me convertí’ en lesbiana,” o “Ese chico blanco que tuvo el descaro de decirme que vivimos en una sociedad post-racial,” o “Mi jefe se siente con más derechos que yo sólo porque tiene el privilegio masculino.” En casos como ésos, las palabras “cis,” “blanco,” “hetero” y “masculino” puede sonar peyorativas, pero tal y como la mayoría de las personas probablemente estarían de acuerdo, estas palabras en sí mismas, ciertamente no son ofensivas.

Lo que estos términos tienen en común es que describen a las clases privilegiadas. Alguien que es cis, blanco, heterosexual o masculino, o que presenta cualquier combinación que incluya a cualquiera de esas categorías, goza de ciertos privilegios que las personas trans, no-blancas, homosexuales, o no-hombres no poseen. Entre estos privilegios está el de que se pueden permitir vivir tranquilas manteniendo un un cierto nivel de ignorancia respecto a la realidad de los grupos oprimidos. Los blancos no tienen que vivir con el racismo. Los hombres no tienen que lidiar con el sexismo. Y así sucesivamente.

De manera que cuando una persona trans, dice que “hay gente cis que realmente no entiende,” la palabra cis realmente está funcionando como una explicación del por qué de esa ignorancia. Esto la coloca más cerca de una excusa o una explicación que de un insulto.

Una vez que he conseguido explicar que cis no es un término despectivo -y por desgracia para entonces muchas personas ya se han retirado de la conversación - por lo general mis interlocutores quieren saber para qué se necesita la palabra cis después de todo. Tal vez “cis” no es algo malo, pero, ¿por qué exactamente tendría que ser algo bueno?

Mírenlo de esta manera: si hay gente cis y hay gente trans, entonces podemos hablar de personas que son trans, y de personas que no lo son, sin hacer juicios acerca de cualquiera de los dos grupos.

Pero sin la palabra “cis”, entonces nos quedamos sólo con las personas trans ¿y los demás qué son …? ¿”Simplemente personas”? ¿Personas “normales”? ¿Hombres y mujeres “biológicos”? ¿”Mujeres nacidas mujeres” y “hombres nacidos hombres?” Peor aún, mujeres y hombres “verdaderos”? En pocas palabras, simplemente no hay manera de hablar sobre las diferencias entre las personas trans y las personas cis, sin utilizar para ello el término “cis,” de otra manera estaríamos utilizando un lenguaje cargado de valores que dejan claro la superioridad de las personas no-trans respecto a las personas trans, estaríamos dándole nuestra aprobación a la supremacía cis.

Un momento, ¡ése es otro término para añadir a nuestro vocabulario! La supremacía cis se refiere a la creencia extendida de que las personas cis son naturales, normales, y, de hecho, superiores a las personas trans. La utilización de términos como “mujer natural,” prescindiendo por completo de las alusiones irónicas a canciones populares y cursis que hablan de tales mujeres, refuerza la idea de que es normal, correcto y bueno ser cis sólo porque sí, y que las personas trans son, bueno, aberraciones.

Y por supuesto que ésto no es así. Las personas trans podemos ser una minoría, pero nuestra presencia ha sido documentada a lo largo de la historia humana. Contrario a la creencia generalizada de que las personas trans “eligen” sus géneros, los hombres y las mujeres trans “nacen” hombres y mujeres, tanto como las personas cis lo hacen, y con frecuencia saben cuáles es su verdadero género desde la infancia temprana. Tampoco es exacto decir que no somos “biológicas,” porque ciertamente no somos la mujer o el hombre biónico, y en cualquier caso, estudios recientes sugieren que la transexualidad puede tener una base biológica.

Un hombre como yo no es un hombre “con cuerpo femenino,” y ciertamente no es “un hombre en un cuerpo de mujer;” éste es mi cuerpo, y yo soy un hombre, por lo tanto, este cuerpo es el cuerpo de un hombre y es evidente que no pertenece a ninguna “mujer.” Las personas trans pueden ser “normales” o “extrañas” tan fácilmente como pueden serlo las personas cis; podemos sacar la basura, pagar las cuentas, enviar tarjetas de Navidad, formar una familia, o romper látigos y cadenas y trabajar en la pornografía, nos puede gustar la salsa de chocolate y la política subversiva simplemente igual que a las personas cis.

Vamos a tomarnos un minuto y hablar en concreto acerca del privilegio cis, porque si eres cis, hay una buena probabilidad de que nunca te hayas detenido a pensar en ello antes de ahora. La lista de cosas con las que la gente cis NO tiene que lidiar incluye que al ser una persona trans eres mal-generizada (se refieren a tí y te tratan en un género al cual no perteneces,) si vas a prisión te envían a la prisión correspondiente al género equivocado; si tienes que hacer algún trámite legal o necesitas un servicio médico se burlan y abusan de tí por tu identidad de género; tu cuerpo es tratado como una curiosidad, un fetiche, o un objeto repulsivo. Las personas trans a menudo tienen dificultades para conseguir empleo y con frecuencia son objeto de crímenes de odio que van desde el acoso verbal al asalto, la violación y el asesinato. Muchas personas trans no tienen hogar y muchas se ven obligadas a recurrir a la pornografía y otros tipos de trabajo sexual, en el que se nos convierte en fetiches por nuestros cuerpos fuera de la norma (ver: “chicas con pollas” y “pornografía transexual.”) Estoy enumerando solo algunas de las agresiones más graves en contra de mi comunidad aquí donde vivo.

Súmale a todo esto el constante estrés que representan la expectativas de los demás que te obligan a tener que explicar defender, y abogar por tu propia identidad de género a cada momento, el dolor de vivir todo el tiempo siendo juzgada de acuerdo a los estándares cisexuales de lo que significa ser atractivo y el asalto que constituye la cobertura sensacionalista de los medios, y lo que tienes es un entorno verdaderamente miserable, no del todo propicio para la autoestima o la dignidad. Todos los días en todos los sentidos, estamos rodeados por los mensajes que nos dicen que sufrimos de alucinaciones, que somos personas mentirosas, farsantes, locas, patéticas, poco atractivas, y es improbable que algún día tengamos éxito en nada.

Entonces, ¿por qué reforzar este mensaje con un lenguaje supremacista cis? En lugar de tener que tratar con la carga de intolerancia que tienen las frases francamente engorrosas tipo “nacido varón” o “chica verdadera” ¿por qué no cortar por lo sano gracias al empleo de tres pequeñas letras y decir “cis?” Conciso y sin prejuicios, es una palabra cuyo momento ha llegado. La mayoría de las personas con las que he tenido esta conversación son personas bien intencionadas, o al menos dicen que lo son, y seguro que no se ven a sí mismas como supremacistas cis. Pero uno no tiene que odiar de forma activa a las personas trans, ni creer de forma consciente que las personas cis son superiores, para adoptar actitudes que tratan a las personas trans como si fueran inferiores. Y uno ni siquiera tiene que darse cuenta de que tiene alguna de esas actitudes para de todas maneras expresarlas a través del lenguaje.

Así que por favor, si tú te consideras un aliado de las personas trans, háznos a todos un favor y despídete de los comentarios tipo “mujeres naturales.” Como dirían hasta en una canción pop cursi, todo lo que pedimos es un poco de respeto.


Asher Bauer.

Dioptrías.

Joder, ¿en serio? La fiebre el vómito la náusea las uvas el vino la okupa anginas infección de oído sangre mocos sueño la sopa las cartas el video y no me atrevo casi a improvisarme sus ojos sus ojos sus ojos cómo podría yo agarrarle del hombro y hablarle de sus ojos sin silencios sin confusión sin susto sin risas sin mayor trascendencia que oye, tía, tus ojos, esa miopía me hipnotiza y siendo irónico éste no resulta un buen punto de vista el último Amor fue una estafa telefónica y comprenda que así no resulta fácil se supone que en vez de morirme decidí aprender lo suficiente. Señora miope, usted que duerme aquí a mi lado en mitad de mi febril viaje, sería usted tan amable de acercarse y escucharme divagar sobre la profundidad de ese ceño fruncido que da ganas a unx de avalanzarse y saltarse el feminismo por lo menos por un instante y sin que sirva de precedente. Sale al escenario y versa su canción sobre trompas de falopio y guerreras. Suena a rap, a solas luego me reconoce que no supo ponerle base. Ay señora, su mirada, es que maldita sea. Y ya "veremos" y que sea lo que Dios quiera.