Tengo todas las veces que he visto el mar en las pupilas. Tengo cada orgasmo guardado en el vientre. Cada ataque de pánico adherido al diafragma. Tengo una adolescencia difícil en las muñecas. Tengo el ansia de querer más y más en las ojeras. Tengo el sistema sexo-género circulando por mi sistema endocrino. Tengo el recuerdo de tu cuerpo en el clítoris. Tengo la torpeza en los tobillos, la duda en las rodillas. Tengo los gritos que me aguanto apretándose en la lengua. Tengo todo el cariño que te tuve ayer en la sonrisa de hoy. Tengo el capitalismo recorriéndome las vértebras. Tengo el dolor de mi madre en los ovarios, que por fin descansan. Tengo el vacío de mi padre en el agujero del estómago. Tengo el deseo de no sentir nada en cada parada respiratoria. Tengo ganas de verlo todo en estos ojos grandes y abiertos. Tengo la derrota de no haberlo podido hacer mejor justo en el centro del ombligo. Tengo la inseguridad en las uñas. Tengo el camino que me queda en las piernas. Tengo lo que no sé decirte en la garganta. Tengo la alegría bailando en la cadera. Tengo mucho miedo en la nuca. Tengo la curiosidad y el placer latentes en las manos. Tengo muchas preguntas entre ceja y ceja. Tengo un posicionamiento político recorriendo toda mi piel. Tengo música, amenazas y refranes en los tímpanos. Tengo muchos duelos buscando su lugar y sanando entre las costillas.
¿Quién puede ir por ahí creyéndose una cabeza sin cuerpo?
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