Padre ni para.
No me alcanzas ni para una tarde
qué extraño ser de que seas mi padre
pienso mientras te oigo de fondo, como una radio, dando el parte
y eso haces: me aburres, me dilatas, me cansas, me partes
me marcho, y te quedas hablando solo
y yo
yo me quedo con tu vacío, tu ruido
me quedo sin saber.
No me inspiras ni para dos cafés
que sé que no estás bien
y que yo debería encargarme de algo al respecto
que así es la ley, la familia, que es un deber
que si tú estuviste yo ahora esté
pero, espera
el problema es que no estuviste, padre
el problema es que nunca preguntaste "¿qué necesitas?"
(no vaya a responsabilizarte)
y ahora miro la hora, y se me hace un poco tarde
me inspiras pena, y con eso yo no sé qué hacer.
No me das ni para un paseo.
No me ves, y yo no lo veo, y no puedo, y no quiero
performar el papel de hijx
de hijx y tan de mujer
que si culpa que si cuidados, todo el femi-postureo
de hacerte de oreja, de perro guardián, de testigo, estatua presente
en el fondo te aprecio
y es triste que hacerlo no lleve a ninguna parte.
No sé cómo finalizar el pareo
y es que, Señor Alfredo
no da usted ni para el típico "The End".
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