No.
No me toques la herida cuando esté abierta,
que me la infectas
no apuntes hacia donde no voy a defenderme
que me desangro y no me entero de dónde es que golpeaste tan fuerte
no agarres mi biografía para despertar sus peores pesadillas
no invoques fantasmas
no alimentes mi monstruo
que descansa
tranquilo
en su cunita
no te saques las cerillas cuando presientas un tímido charquito de agua
limpia y serena
te acercas y
me susurras
que quieres volver
te veo y
te digo que
tú vuelves
para remover la mierda
y que
para eso
que para eso
ya
no vuelvas.
Te repito, alto y claro.
Las veces que se requieran:
No me toques la herida
cuando está abierta.
Que me la infectas.
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