Escrito en día de Reyes.


Hoy desperté en día de Reyes con agujero negro de esos de quiero llorar y no sale. y eché de menos los regalos de colores en mi puerta. y eché de menos mi mamá y mi papá y mi hermano riendo. y eché de menos la inocencia. y eché de menos esa niña. y también eché de menos cuando era fácil. eché de menos mis medias de rejilla. y las minifaldas. depilarse. eché de menos esa chica que era. y pensé en que hay duelos que son con unx mismx, con la propia vida. y lloré y pensé en un altar y un ritual de muerte. quizàs por la culpa. me sentí un poco asesino. y pensé que nuestras muertas, que las mías, también son estas. que no quiero sentir vergüenza por ellas. que las echo de menos muy dentro. que las quiero. y eso. maldita disforia. maldita navidad.

Duelo, segundo movimiento.


El orgullo se despachó
dejó paso a las lágrimas

y se hizo de noche y se abrió la verdad en el pecho

y nuestra historia llovió
la primera vez que te besé llovió
despertar con tu sonrisa llovió
llovió mi amor y llovieron nuestras piernas y brazos
llovió el sonido de tu voz tu sonrisa
llovían las tres letras de tu nombre escogido
incluso llovieron las cinco del que te impusieron

todo llovía

me encontró lejos y sin paraguas
y más que no saber dònde meterme
es que no supe dónde meterte a ti

no quiero paraguas
aunque llegue tarde, como siempre
quiero mojarme del oscuro color del perderte

la verdad me encontró pequeñx y desnudx
me encontró lentx y torpe
manchó con gotas de arrepentimiento
mi mirada

y esto no es lo único
ni será eterno

este libro cerrará
con un golpe seco de tapa

y para ello necesita esto
este dolor de herida que supura pasado es ahora
y eso significa
real.

Umbral II


Recupera la foto. Recupera el instante.
Recupera la escritura. Recupera el relato que haga constancia de una vida.

Recupera el espacio que necesitas para ser.
Recupérate.

Quiero recuperar el hilo conductor que conecta mi pequeño mundo extraño, con el Mundo tan grande en que mi cuerpo camina.

Umbral I



Llevamos tanta mierda metida en el cuerpo

que

vivimos creyendo que querer es

encontrar quien nos mate

y

a quienes nos echen de menos cuando hayamos muerto.

Día de mi orgullo, proletario.



¿Educación contra la violencia lgtb en las escuelas?

El gran reto de recorrer con un cuerpo extraño, de-esos-raros-que-no-se-entienden, las piscinas de un campamento con niñxs de 3 años.
La violencia en los ojos apuntantes y sobre-abiertos de socorristas, monitorxs, todxs lxs compas de curro y sus estúpidas cabezas huecas.
Yo, sonrisa y seguir jugando con esxs preciosxs, tan auténticxs y transparentes niñxs. Tan "poco hechxs".


Creéis que a unx solx de ellxs le ha importado lo más mínimo mi cuerpo y mi género? Sólo con saber mi nombre y que estoy allí es suficiente. Ni una sola pregunta en sus miradas locas de comerse el mundo.

No, tienen 3 años y NO, no les importa, ostia. Les contaminan quienes dicen cuidarles.
Erradicar la violencia sería erradicar esxs horribles referentes adultxs que les persiguen.

Ah, y después de esta dosis de vida real, aquello de que podría aprender a ser chica de otra forma se va bien a la mierda.

Formas propias de vivir el día del orgullo y noséqué.

Castora.



Mi abuela no jugó ni fue a la escuela, tenía que dejar antes bien limpios los zapatos de sus 10 hermanos y ya no le daba tiempo. Ellos acabaron ingenieros. Le gustaban los boleros y las coplas en la radio, ver la misa retransmitida de los domingos, ir a los toros en fiestas mayores y quedar para jugar a la brisca con sus amigas; y le daba miedo los ruidos, la noche, los rojos y las gitanas. Daba unos abrazos y unos besos impresionantes, te retumbaba la cara según entrabas por su puerta. Su padre le pegaba una paliza cuando llegaba tarde a la mesa. Siempre me veía más alta que la semana pasada, una vez me lo dijo con 23 años. Gritaba mucho por las noches atada a la cama, atiborrada a pastillas. Hacía filetes empanaos con ajito y sopas de arroz y palitos de cangrejo cuando yo iba a verla. Decía que yo era un tesoro, que más lista que el hambre, más maja que las pesetas, más buena que el pan. Nadie le llamó para decirle que la madre a la que cuidó hasta el final había muerto. Nadie le dio las gracias por haber sido una esclava. Ella quería que yo fuera feliz, y que nunca jamás tuviera hijxs. Me quería mucho, mucho, en su forma de querer, y yo a ella en la mía. Escribo porque ahora mismo no sé si ya se ha muerto, y lloro y me duele el pecho. Y yo quisiera cantar juntas su temazo preferido. Y la echo tanto de menos.



Mapa de territorio loco.


http://esquizoque.blogspot.com.es/2016/05/las-emociones-imaginarias.html?m=1

"Últimamente he tenido dolores vitales importantes, principalmente duelos. Si el duelo fuese una ciudad en los mapas de mi locura particular, la avenida principal de tal ciudad sería el sentimiento de pérdida, por ser el más llamativo, recurrente y doloroso. De ahí al de abandono, hay una calle. Del abandono a la falta de autoestima, otra calle. De la falta de autoestima al enfado con una misma, una más, y ya si tanto callejero desemboca en que se vuelven difíciles las relaciones con lxs demás, la plaza central del pueblo se ilumina con la luz extraña y artificial de las emociones imaginarias. El conflicto es irreal, está solo en mi cabeza. Esa plaza central lo es de mi locura, y mi locura no es más que mi dolor expresándose. En la medida en que consiga hacerlo (y este es un lugar tan bueno como cualquier otro), podré ir a otras ciudades de mi mapa, podré incluso cambiarme de territorio..."


Me quedo con las ganas de dibujar, y poder así rastrear, un atardecer sobre el mapa de mi territorio loco que, como el patio de mi casa, es particular.

31.


Quererte fue demasiado fácil.

Y no (sólo) es una moñada, es que ese detalle hizo que fuera algo terriblemente complicado.

Por eso a día de hoy creo que empezó a ser una señal que no vi en el momento. Una señal de que ciertas cosas estaban cambiando. No afuera, como ya aprendí a hacer hace mucho tiempo. Ahora eran aquí adentro.


No diré lo típico, para qué creerse eso. Porque yo no lamento no habernos cruzado antes la vida (por ejemplo por nuestra Castilla profunda, en nuestro pasado, que escuece y hace nudo en la garganta, nudo de aquel no poder decir, no poder ser, pero que nos hace la risa cómplice, también). No lo lamento, porque en cualquier aquel antes que hubo, yo no podría haberte encontrado así, antes no podría haber visto lo que vi una noche al descubrirme a mí mismx mirándote de ese modo; porque antes, el terror a lo demasiado fácil, a lo demasiado cerca, me hubiera manejado el cuerpo de nuevo.

Quererte resultó tan fácil que fue un puto reto.

Un desafío al desastre.

Para mí quererte fue aceptar vivir con este miedo. Ni huirlo ni jugarlo ni cambiarlo de nombre, tan sólo dejar que me invada el familiar frío de muerte de pies a la cabeza cada vez que sé que te quiero, cada día, en que sí, te quiero.

Quererte es haber sabido agarrar la entraña al miedo y hacerlo precisamente eso, entrañable, mío, propio, y desde allí, desde ese lugar de parálisis y oscuridad que me habita por momentos, a cada instante respirar y dar un paso, para poder ser puente y llegar al tuyo, a tu oscuridad... y a la increible belleza que te envuelve, que rebosa de cada poro de ese cuerpo, tan único, tan tuyo.

Qué bonito haber quemado, haber reído, haber bailado, haber dudado, haber acariciado despacito tus 31 años.

Hola.
Hola tú.

Querías carnaza? Pues toma caldo.

Entre templos y umbrales.


Sí, lo sé, y me doy cuenta.
Pero me cuesta.

Abrir la mano, y soltar la cuerda.
La cuerda que me ata a tantas cosas rotas que ya no puedo mantener.

Sí, lo sé, y me doy cuenta.
Pero me cuesta.
El simple e imposible ejercicio de
sólo dejarse caer.

Respirar y dejar temblar al miedo
permitir existir el escalofrío desde y por mi cuerpo

para construir ese algo que rompa la imagen de abismo que guardo
bajo las plantas de mis pies.

Coexisto día a día
con mi historia que se deshace

convivo
conmigo
entre templos
y umbrales.

B.





Elegirse un nombre como quien elige vivir.
Decidir no esperar a decidir a que decidan esperarte a ti. No van a esperar por ti. Que nadie espere, ya nada de ti. Esperarte, del tú al ti, sonriéndote, tan indeciso y decidido como nunca, tan como siempre.

Recuperarse el cuerpo para unx, sin culpas. Recuperarse de la duda.


Elegirse un nombre como quien elige la vida.
Es atreverse a mirarse a través, sin borrarse la memoria ni el mapa.
Es darse alas sin matar más pájaros por tiro.
Sólo decirse: hola, tú. Te reconozco. Siempre estuviste. Te estuve esperando. Esta (este cuerpo) es y será tu casa. Hoy, puedes dejar de tener miedo. Te quiero aquí. Eres bienvenido.

**


Siento vuestros cuerpos sobre el colchón que hemos habitado. Temblor ante el contacto, la incertidumbre de si pasará factura este desparramado sentir. Os tengo ahí, con vuestras ganas, nuestra risa y un 1 de enero sin relojes de pulsera ni un fin concreto adonde queramos ir.

Queremos estar, aquí. 

Me dicen
vuestras manos en mi cuerpo.

Nos merecemos
Nos mecemos.

Nuestros pequeñitos miedos pacientes y resguardados
a medio nervio nos sentimos
deseo sin categoría llena de calor esta escondida habitación en las montañas de Asturias...