Día de mi orgullo, proletario.



¿Educación contra la violencia lgtb en las escuelas?

El gran reto de recorrer con un cuerpo extraño, de-esos-raros-que-no-se-entienden, las piscinas de un campamento con niñxs de 3 años.
La violencia en los ojos apuntantes y sobre-abiertos de socorristas, monitorxs, todxs lxs compas de curro y sus estúpidas cabezas huecas.
Yo, sonrisa y seguir jugando con esxs preciosxs, tan auténticxs y transparentes niñxs. Tan "poco hechxs".


Creéis que a unx solx de ellxs le ha importado lo más mínimo mi cuerpo y mi género? Sólo con saber mi nombre y que estoy allí es suficiente. Ni una sola pregunta en sus miradas locas de comerse el mundo.

No, tienen 3 años y NO, no les importa, ostia. Les contaminan quienes dicen cuidarles.
Erradicar la violencia sería erradicar esxs horribles referentes adultxs que les persiguen.

Ah, y después de esta dosis de vida real, aquello de que podría aprender a ser chica de otra forma se va bien a la mierda.

Formas propias de vivir el día del orgullo y noséqué.

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