Entre templos y umbrales.


Sí, lo sé, y me doy cuenta.
Pero me cuesta.

Abrir la mano, y soltar la cuerda.
La cuerda que me ata a tantas cosas rotas que ya no puedo mantener.

Sí, lo sé, y me doy cuenta.
Pero me cuesta.
El simple e imposible ejercicio de
sólo dejarse caer.

Respirar y dejar temblar al miedo
permitir existir el escalofrío desde y por mi cuerpo

para construir ese algo que rompa la imagen de abismo que guardo
bajo las plantas de mis pies.

Coexisto día a día
con mi historia que se deshace

convivo
conmigo
entre templos
y umbrales.

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