De la rabia.
Te abro mi rabia y no ves nada.
Yo te abro mi rabia
y tú te cierras y ciegas la mirada
no recoges no acoges no atiendes no entiendes huyes sin saber de qué
y así te quedas, sin saber
y yo me quedo, con ella
con mi rabia
Te abro mi pequeña sabiduría
te abro mi aprendizaje de vida
mis certezas políticas
hechas de tanta carne y tanto cuerpo puesto al ataque al poder, a la defensiva
por tanto territorio y tanto espacio saqueado ya antes de nacer
te abro en definitiva un vacío ancestral y legítimo
te abro las compuertas de un abismo social que está, también, encarnado en mí
en esta piel y estos huesos
este vientre estos ojos este sexo
y tú
tú sólo escuchas rabia
sólo lees rabia, y así es como en rabia me conviertes
me transformas en aquello que más temes
No puedes ni quieres sostener.
No te agencias ni del último atisbo de tu contexto geopolítico:
el último atisbo, que es nuestra pequeña verdad y resistencia
y sí, nuestra rabia
Nuestra sabia defensa
la trinchera que nos ayuda a no tener que retroceder
cada día en que decidimos seguir vivas
cueste lo que cueste
y sea lo que sea para cada unx
decidir seguir viva.
No tengo mucho más que compartir. ¿Sabes qué?
Que no.
No te mereces mi rabia.
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