Eros, Thánatos, 2014.
Que tanta conciencia adquirida acerca de
la fragilidad de la vida no me encierre más
que me empuje y que abra alas
me dé palabras
para expresar y sacar de tanto guardián de guarida
los duelos los logros la pared y la espada la jaula
la sonrisa
que perdone y consienta estas entrañas
estas entrañas extrañas, tan mías
tan ardientes como dispersas
tan inestables inconstantes inquietas
que dibuje y desdibuje cicatrices
al aire, improvisadas, asumibles
que en mi vientre se teja mi centro,
no para que se quede inmóvil y quieto
No
yo quiero un centro cierto,
caótico como una maraña
que no tenga más miedo, no, que no lo tenga
que la muerte no se me anticipe
que a pesar de pesadillas me incorpore
en cada caída, y cada mañana
que mi cuerpo despierte y resista
que toda esta muerte que me sustenta
me aferre a la vida
que toda esta muerte me sirva
que me sirva para vivirla
que me sirva para quererla.
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