Octubre.





Agárrame la mano.
Enséñame aquello de la vida.
Vayámonos de aquí.
O no, no nos vayamos. Permanezcamos.
Enséñame vida justo donde
hace falta recordarla.

Vamos a dar una vuelta. Sin rodeos.
Recuérdame lo importante.
Sé mi cómplice en estas noches en que todo da tanto miedo y se me olvida si la moraleja de esta película iba de seguir vivxs o de acabar muertxs.

Enséñame vida. Que se me quede metida justo justo en el centro de mi cuerpo.
Que no se me escape.
Que no me la vendan, que no me la roben, que no me la cambien.

Por cualquier otra basura.

Esa vida que era tan real y cierta, que era tan tuya, mía, que era tan nuestra.

Dame la mano por favor, que por mucho que grite
no puedo hacer que esto pare.

Que se destapa el fascismo. Que estos días
se han llevado las calles.

Enséñame vida. Recuérdame lo importante
que con el helicóptero
de fondo
a mí
por instantes
casi-casi se me olvida.




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