I.
Dormí niña y desperté monstruo.
Las paredes de mi habitación nunca supieron contener,
el mundo que adentro se venía. Encerraban y no abrazaban.
Sólo ocultaban, sólo retenían.
Y me escapé.
Hoy, que duermo “él”
y sueño con la niña.
La niña que despierta y juega con el monstruo.
Y, entre juego y juego,
se susurran se cuentan y se miran.
Lo que entonces no se tuvo palabras para decir.
Y me escapé.
Hoy, que duermo “él”
y sueño con la niña.
La niña que despierta y juega con el monstruo.
Y, entre juego y juego,
se susurran se cuentan y se miran.
Lo que entonces no se tuvo palabras para decir.
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