El meu cor.



¿Que cómo está mi corazón?

A mí, que me han repetido
en tantos y tantos lenguajes distintos
que lo mío no vale
que soy una equivocación
que quien soy yo está mal
hasta la saciedad
hasta que se me ha quedado
como dentro de los huesos,
a fuego
inscrito

y a menudo en mis noches del alma yo
me tengo que debatir,
que enfrentarme a mí mismo
y discutirle a mi propio esqueleto entre si
yo merezco ser, o si dejarme,
si dejarme de nuevo dejar de existir yo.

¿Que cómo está mi corazón?

Mi corazón, ese cementerio acorazado
que bombea
de pura rabia
de fuerza, de hambre, de vidas del pasado que se reencuentran en cada firme y decisivo presente

que cómo está mi corazón, dice

que cómo está este trozo de inocente pureza que cargo aquí escondida
que mantengo entre mi cuerpo
a la que defiendo con mi vida pero a la que
aún no he sabido apenas
aprender a proteger.

Que cómo está. Mi corazón.

Casi siempre me lo olvido en combate
atravesando un profundo desierto de soledades, polvo y frío.
Mi corazón está late que late

buscando, buscando, buscando
un camino

un latido definitivo de paz
está buscando el hogar
donde le confirmen
que merece quien es
que merece haber nacido.

Mi corazón
sin edad, raza ni género
acompañante de casi cualquiera
menos, y por supuesto, de sí mismo.

¿Que cómo está, mi corazón, has dicho?


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