Entre templos y umbrales.


Sí, lo sé, y me doy cuenta.
Pero me cuesta.

Abrir la mano, y soltar la cuerda.
La cuerda que me ata a tantas cosas rotas que ya no puedo mantener.

Sí, lo sé, y me doy cuenta.
Pero me cuesta.
El simple e imposible ejercicio de
sólo dejarse caer.

Respirar y dejar temblar al miedo
permitir existir el escalofrío desde y por mi cuerpo

para construir ese algo que rompa la imagen de abismo que guardo
bajo las plantas de mis pies.

Coexisto día a día
con mi historia que se deshace

convivo
conmigo
entre templos
y umbrales.

B.





Elegirse un nombre como quien elige vivir.
Decidir no esperar a decidir a que decidan esperarte a ti. No van a esperar por ti. Que nadie espere, ya nada de ti. Esperarte, del tú al ti, sonriéndote, tan indeciso y decidido como nunca, tan como siempre.

Recuperarse el cuerpo para unx, sin culpas. Recuperarse de la duda.


Elegirse un nombre como quien elige la vida.
Es atreverse a mirarse a través, sin borrarse la memoria ni el mapa.
Es darse alas sin matar más pájaros por tiro.
Sólo decirse: hola, tú. Te reconozco. Siempre estuviste. Te estuve esperando. Esta (este cuerpo) es y será tu casa. Hoy, puedes dejar de tener miedo. Te quiero aquí. Eres bienvenido.