Clepto manía.

Me río. Me río de ti. Me río de tus miserias y de tus bondades. Cada día me llevo en los bolsillos y por debajo de la ropa todo lo que puedo, tu dinero, tu comida, tus pinzas para el pelo (para el pelo que no tengo). Me he dado cuenta de que ya no me importa su uso, el objetivo es robarte, y te robo. Me divierto ideando estrategias que esquiven tu cámara de seguridad y tus ojos, y los de toda la clientela asidua. Que a lxs chivatxs no les quiere nadie, ya sabes. Me lo paso bomba, y tu caja registradora ni se entera. En serio, de corazón lo digo: me encanta robarte. Contar el dinero en casa me hace dormir como un cachorrito. Almacenar todo tipo de productos que nunca pensé en utilizar es un tremendo aliciente diario. Joder, tu empleada está cogiendo un vicio que te cagas, y tú aún piensas que te respeta o que le afectas o que le inspiras miedo. Tú que me narras tanto tu satisfacción del dinero ganado y del trabajo bien hecho; tendrías que experimentar por un momento lo satisfechx que me siento con cada puñado de euros robados en la mano. Me darías pena, pero no me das ni eso. Me río de tu mentalidad de mierda, me río de tu familia, de tu condescendencia repentina y de tu soberbia cronificada, me río de todas y cada una de las miradas furtivas de desprecio que me regalas, pero también me río cuando me sonríes y me haces la cena, me río de tu machismo y de tu racismo, me río de tus monólogos de tus chistes y de tus problemas.
Y bien pensado yo no sé si esto es una venganza históricopolítica proletaria o simplemente que tengo mucha rabia acumulada y todo esto me ayuda porque todo esto me hace mucha gracia.


Te robo y me río.

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