Honestidad.


En general
las personas trans* hemos aprendido
en general
sin darnos cuenta
cómo se hace y
qué supone
el ser honestx

no lo hemos teorizado, no es una tesina
no es estadística
simplemente
lo hemos hecho
lo hemos atravesado.

Las personas trans* somos tal
porque hemos transitado una parte de nuestros propios secretos.

El ser honestx,
¿que sería?
decir la verdad
al menos, dejar de decir mentiras

en la incertidumbre del saber nunca
nunca del todo
qué significa aquello de
"mentira" y "verdad".

Hemos hecho -me atrevería- un acto salvaje, antisocial
un sin sentido, ni marcha atrás
jugándonos la integridad y el cuerpo a las consecuencias

a menudo se hizo porque era o decirlo
o no salir de ésta
porque la integridad, el cuerpo y las consecuencias
ya estaba en juego. En el famoso campo de batalla.

Un deseo al aire que pido
es que nos demos cuenta
de que nos une un lugar
de que tenemos un sitio común:
que somos personas que dijimos la verdad

a quienes y en donde no se la esperaba
donde no fue bienvenida
en general

y que
después de tomar conciencia y enterarnos con cada célula nuestra
que
efectivamente, eso sucedió, que lo hicimos así
y que es por ello que estamos aquí
donde estamos

que sea entonces
que recobremos nuestra herramienta de supervivencia
la honestidad que nos salvó y se nos cargó el destino biológico
la cal y la arena
para utilizarla, como si de una honestidad colectiva se tratara
como si Patrimonio de nuestra humanidad fuera

para poder decir
para correr el riesgo
de nombrar

para no poner insultos donde hay envidia
no poner dudas donde hay ganas
no poner ofensa donde hay miedo
no poner distancia donde hay deseo
no poner la herida y la mochila
en manos de quien pasaba cerca.
No poner nuestra mierda por el medio.

Recordemos:

Un día dijimos algo cierto. Terriblemente cierto.
Que ese día sea nuestro punto cero.
Partamos desde ahí al reconocernos y
organicemos
la alianza de la honestidad

generemos pues
comunidad en lo cierto
probemos la cálida afinidad
del permitirse ser
sin engañar.

Carta a la muerte de un padre.

La oscuridad es pa´ quien se la trabaja, segunda parte.



Te escribo para contarte que, aunque nunca lo sabrás
yo ya lloré todo lo que tenía por llorar.

Lo que no significa que no lloraré lo que haga falta
lo que se tercie, lo que surja, llorar
no quiere decir que no lloraré más, y sobretodo mejor.

Significa exactamente eso: que yo ya lloré todo lo que tenía por llorar.

No queda de lo poco de ti que guardaba
esa fantasía, esa ingenua ilusión

ya no queda, no está.
Me faltas en el mismo lugar de mi cuerpo en que ya me faltaste
la diferencia entre el antes y el ahora es que, muerta la fantasía, quizás sólo resiste lo real

lo real no es tanto que te odie, que no te quisiera
lo real es que me duele. Que dueles.

Real. Lo real.

Te escribo para contarte que, aunque nunca lo sabrás, he crecido y soy valiente

soy valiente de verdad

no esa valentía de la que tú me hablabas, esa a la que me obligaste. Nadie es valiente cuando ser valiente es la única opción.

No era valentía, papá, estaba aterrorizado. Tanto, que no podía parar, no podía quedarme, no podía estar.

He parado. Me quedo. Estoy. Puedo mirar. Puedo mirar lo que tengo dentro. Y duele. Y por más que lo mire no se va.

Pero soy valiente, papá. No necesito enfrentarme contra todo. He mirado. Y me voy a quedar, aquí, aquí dentro, asomado, un rato más.

Aunque duela. Y porque duele.

Porque me ayuda a poder mirar también a lxs demás.

Te escribo para contarte que, aunque nunca lo sabrás, he crecido y soy fuerte

soy fuerte de verdad

no esa fuerza de la que tú me hablabas, esa a la que me obligaste. Nadie es fuerte cuando ser fuerte es la única opción.

No era fuerza, papá, me estaba defendiendo. Tanto, que no podía querer, no podía cuidar, no podía sostener.

He bajado la guardia. Quiero. Cuido. Sostengo. Y cuesta. Y por más que lo intente a veces tengo ganas de atacar.

Pero soy fuerte, papá. No necesito destruirlo todo. He descansado. Y me voy a quedar aquí, abierto, frágil y tierno, un ratito más.

Te escribo para decirte que, aunque nunca lo sabrás, ya no te tengo miedo. Ya no puedes hacerme daño.

No voy a quitarme el nombre que me diste, no necesito eliminarlo. Estoy a salvo de esa parte de ti. De esa parte de mí. Estoy a salvo.

Recojo tus frutos, los que no se pudrieron. Los recojo y me los llevo conmigo. Te llevo conmigo, a ti, así.

Así. Te echo de menos y te quiero.

Adiós, papá.


Trans*


Trans*. Porque si la esencia hombre/mujer no existe, la trans tampoco.


Sí. Soy trans. Soy trans masculino.
No. No soy un hombre. No quiero ser un hombre®.
No te doy permiso para que me digas lo que puedo o no puedo ser.
Ya lo di bastante, hoy ya no.
Nisiquiera desde tu supuesto bollotransfeminismo.

Te lo advierto: Mi relato es mío y es sagrado.
Me ha costado gran parte de mi salud y vida.
No te doy el permiso de negociar mi relato.

Sí. Yo fui niña. Fui una chica.
Fui adolescente, fui "ey, guapa", "oye tía".
Y mientras todo eso pasaba también fui hetero.

Me hice mucho daño. También me lo hicieron.
Tuve novios agresores. Hoy, casi ni son importantes. Casi.
Casi, porque, echando la vista atrás,
lo peor sin duda fue lo que me hice a mí mismx.

Me puse ahí.
No. Ser niña, chica, guapa, tía, no tiene por qué ser eso.
Sí. Yo sí, me puse ahí.
Puse mi cuerpo donde no quería
puse mi cuerpo donde no podía sostenerlo
puse mi cuerpo para otros

me dis-puse a mí

puse mi cuerpo en posturas insoportables
donde no podía respirar ni moverme
donde el daño estaba asegurado
me puse
donde no ser yo era la única forma donde poder seguir estando

Me puse ahí.
No. Ser niña, chica, guapa, tía, no tiene por qué ser eso.
Sí. Yo sí, me puse ahí.

Sí. Soy trans. Soy trans masculino.
No. No soy un hombre. No quiero ser un hombre®.
No te doy permiso para que me digas lo que puedo o no puedo ser.
Nisiquiera desde tu supuesto bollotransfeminismo.

Te lo advierto: Mi relato es mío y es sagrado.
Me ha costado gran parte de mi salud y vida.
No te doy el permiso de negociar mi relato.

No tiene que ver contigo.

Esto lo he construido yo con mis manos.
Y con las de quienes me ayudaron.

Respeto quienes nunca fuisteis esa niña, esa chica, ese guapa, ese tía.
También a quienes lo seréis siempre.
En parte, y sin sentido, también os envidio.

De forma absurda, esa torpe envidia de saber de quienes
la herida la tienen en otro costado
quienes la biografía les escuece en otro lado
quienes se rompieron de otro modo

vuestra fractura no es contraria a la mía
quizás sólo necesitemos escuchar
por dónde es que se fracturó lx otrx

quizás también fue su cuerpo
quizás también fue el género
quizás también fue el abuso
o lo que unx necesita desorganizarse para sobrevivir
cuando la situación te obliga a ello

quizás sólo necesitemos notar el lugar
que nuestros cuerpos habitaron
que, es la mochila que hoy traen a nuestro encuentro
una parte, una pero importante
de la geografía desde la que nos hablamos hoy en día

quizás sólo necesitemos hablar y notar a lx otrx
para bajar
el discurso político, la fría sentencia de la estructura firme
dejar de arrojarnos el "feminismo"
bajar a lo que realmente sucedió, sacudió
aquel día, noche, año o milagro
aquel
en que supimos con la certeza de que
o abandonábamos la norma o no viviríamos para contarlo

Amigxs, qué suerte, cuando nos veo
qué suerte que abandonamos
y que hoy
estemos para contarlo

respetemos
el relato de lx otrx
o quizás un día sea tarde
para poder hacerlo.

Sí. Soy trans. Soy trans masculino.
No. No soy un hombre. No quiero ser un hombre®.
No te doy permiso para que me digas lo que puedo o no puedo ser.
Ya lo di bastante, hoy ya no.
Nisiquiera desde tu supuesto bollotransfeminismo.

Te lo advierto: Mi relato es mío y es sagrado.
Me ha costado gran parte de mi salud y vida.
No te doy el permiso de negociar mi relato.

Pero te deseo que un día seas tú
quien encuentres el tuyo.