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Siento vuestros cuerpos sobre el colchón que hemos habitado. Temblor ante el contacto, la incertidumbre de si pasará factura este desparramado sentir. Os tengo ahí, con vuestras ganas, nuestra risa y un 1 de enero sin relojes de pulsera ni un fin concreto adonde queramos ir.

Queremos estar, aquí. 

Me dicen
vuestras manos en mi cuerpo.

Nos merecemos
Nos mecemos.

Nuestros pequeñitos miedos pacientes y resguardados
a medio nervio nos sentimos
deseo sin categoría llena de calor esta escondida habitación en las montañas de Asturias...