Es domingo y llueve.


La vida se desenvuelve como algo complicado. A menudo junto a esta ansiedad me come la necesidad de una línea, un eje, el agarre de cuando el sentido de las cosas se disuelve y tú ahí quedas, sin respirar mitad delirante mitad flotando.

Es domingo, y llueve. Creo que en Barcelona suelo ponerme triste los domingos.

Ayer el sentido de las cosas aparecía y desaparecía con las horas. Cargas policiales gases y ansiedad y terminar en cerveza y un calentón quinceañero en un concierto de rumba y costrerío donde yo no quería estar pero ahí seguía. Y el metro de vuelta a casa empapadx de cerveza y de otras cosas, borrachx y anonadadx pensando en todo esto de el sinsentido.

El sentido. Y no sé si el secreto está en fingir que todo tiene sentido hasta que en cualquier momento de pronto por sorpresa empiece a tenerlo.

La asamblea se va a la mierda por el patriarcado y nosotras cogemos fuerza pero no sabemos qué hacer cuando todo duele. No aprendimos qué hacer cuando duele demasiado.

Y las heridas brotan, luego, en forma de llamadas y mensajes que se nos escapan de las manos y los dedos.

No sé dónde colocarme ni dónde colocaros. A toda esta gente que aparece y se me queda dentro.
Supongo que es por el miedo, y punto.

Tengo ganas de vomitar y resaca absurda de cerveza. Y necesito un abrazo. Es domingo y llueve, y creo intuir una especie de atisbo de empezar a entender por qué soy una persona sin raíces, y sin hogar, y por qué me pongo tan triste en Barcelona los domingos.

Y de pronto suena el timbre
y de pronto estamos follando.

Joder, domingos tan extraños, tan extraños los domingos.

43.


El número de la talla de sus pies.
Un aguacate en el suelo.
El olor de su coño por el cuerpo. y las sábanas, y las ropas, y los sofases.
Quisiera politizar todo aquello que me ayuda a respirar, como esto, así, de este modo.
Construir el cómo frenar el miedo, el permitirte sentir y compartir estos momentos.
Aunque a veces sólo sale un poema. O unas sintéticas líneas

¿quién necesita comprar testo, albergando este nivel de endorfinas dentro?






Dolor no me empobrezcas
Violencia no me enturbies,
dame otra vez instinto,
dice la poeta.


frente a mi computadora
frente a esto que vivo/escribo
frente a mis pensamientos cotidianos
frente a mis fantasmas y mis temores

Nosotras frente a frente devenimos amigas.

Nosotras.


http://es.scribd.com/doc/104422336/Etica-amatoria-del-deseo-libertario-y-las-afectaciones-libres-y-alegres 



Los ruidos de mi cabeza, hoy no están.

Cortina de baño.


Barcelona resulta inmensa, y aún así, ya ves, a veces se nos queda corta.
Pasamos ratos, horas, tardes, noches en un mismo reducido espacio

ejerciendo nuestras presencias de una forma casi como si se evaporaran
con una cortina de ducha entre ambxs que nos hace intuirnos, y permitirnos a la vez no distinguir muy bien que somos efectivamente nosotrxs siendo en ese mismo lugar y momento

oigo su voz, su voz alta y grave ocupando tanto aire, pero no escucho, no presencio, no me giro, me evado

y esa cortina sólo se descorre inoportunamente en ciertas incómodas ocasiones en que en ese mismo lugar y momento nuestras miradas se coinciden, y nos agitamos, y yo me rasco compulsivamente la nuca hasta hacerme daño

y me desplazo con miedo a de pronto sin querer o queriendo tocarle o rozarle o algo de eso y esa especie de pánico escénico a qué podría hacer yo después de tal tropiezo imperdonable

luego marcho a casa con cierto nudo dentro de cuándo podrá suceder algo como un hola demos un paseo
algo resolutivo y práctico
algo maduro y ejemplar superdelaostia
pero
mi madurez y ejemplaridad aquí quizás nunca puedan suceder
es cierto que ciertos rotos ya nunca más encuentran arreglo

creo que te me rompiste y que me rompiste y no tengo aún las palabras para esto
no las he encontrado

y me jode, el moribundo soterrado "te echo de menos".

Fiebre.


Nunca lo reconoceré
pero
me pasé la noche soñando que te follaba.

Nuestro último encuentro acabó
justo cuando todo estaba empezando
en aquel momento breve y exacto
de calentón y volteretas en un colchón viejo sin sábanas
transcurrió rápido con el reloj haciendo estragos
y yo hacía mucho que no temblaba tanto
y yo hacía tanto que no tenía tantas ganas

Nunca lo reconoceré
pero
en estos días mis contados ratos de calma
están resultando ingrata e íntegramente destinados
a intentar esquivar
esta pulsión no resuelta
todas estas imágenes mentales que me avasallan

-los cuerpos tu olor el tacto mis manos ese roto del pantalón situado casi en tu entrepierna nuestras risas flojas la silueta de tu espalda-

pero no puedo, no quiero, me puede
maldita sea
ese maldito roto del pantalón me está quemando
de veras, este deseo desatado me supera

Me he quedado con la fiebre a cuestas
Me cuesta
ponerle palabras a todo lo que sucede
a todo lo que se mueve y opera bajo un síntoma aparente de taquicardia
del sexo, los sexos
durante esos breves momentos
y sería un esfuerzo describirte esto
sin caer en ciertas metáforas pasionales extremas
sin llegar a plantearme el autopermiso
y los autocuidados y el sentir demasiado
y el blablabla etcétera etcétera

por eso no lo reconoceré nunca
todo esto
las ganas con las que te espero, que te esquivo durante el día
pero que te follo cuando duermo
que tu cuerpo ardiendo bajo el mío es un abismo
al que elijo de a poco asomarme
para finalmente dejarme caer
primero la cabeza, y después el resto
sin coger carrerilla
sin dudas, sin vértigos

sin vergüenza
sin miedo.

Casi.


Desde el silencio de entre unas paredes casi puedo parar a escribir mi mundo.
Casi olvidé cómo era eso.

Refugio

Gato

Sol

Libro

Besos

La risa. La absurdez tonta y concisa. La simpleza. Como de estas veces en que te cruzas con paisajes de contigo misma que casi ya ni recuerdas y que te gustas y que te alegras por todo, por casi nada apenas. Como de cuando te reencuentras con la niña traviesa que te mira y que juega y casi así puedes pasar las horas al sol en tu terraza entre el barrio de bloques de cemento que te protege y que te encierra y todo sigue así, existiendo, casi como si la vida siguiera, casi así mereciendo la pena. Y lo escribes, para ante cualquier vacíopormomentos acordarte de todo esto. De la vida, como la luna, presente, barata, y llena. Casi llena.



Fristail.


¿Diagnóstico? El diagnóstico no es nada, el diagnóstico es un parche, un sustantivo, un velo científico que se corre y se descorre luego. El diagnóstico es un accidente. El diagnóstico no es lo que nos separa.

Mi escritura emula la realidad.
No sé cuando vivo y cuándo escribo, no sé cuál de las dos va primero.

Quisiera follarte esta noche, pero hace frío, estoy triste, profundamente triste aquí dentro. No sé si sé follar así de triste.

Me escondo. La ciudad me da miedo. Las personas me dan miedo. Cuesta mucho esfuerzo cotidiano cuando tu sueño está en lo colectivo. El miedo.

Lo colectivo, últimamente, casi siempre, falla. Y yo me enfado y me duelo y renuncio y me aíslo. Y pienso y me torturo y extermino. Y luego llega cualquier sonrisa a deshora y se me pasa.

¿Disforia? Tengo una imagen mental muy difusa de mis genitales y mi cuerpo.

No recuerdo qué es lo que merezco pero me mezco en la paciencia y la distancia absorbo las luces un poquito de constancia y abrazo a mis hermanas inoportunas de este campo de batalla que es mi existencia misma hecha de heridas hecha de caídas y medallas y todos estos años transcurridos se me olvida qué es lo que he aprendido quizás nunca aprendimos nada pero seguimos seguimos despiertas seguimos alerta malheridas y aún con todo no abandonamos la encrucijada a muerte con mi mente con mis ensayos con los errores y con todo lo que ya hemos pasado os miro a lo lejos y me veo a mí mismx buscando soluciones atajando remedios y a patadas con quien venga y nos oprima mi vida mi vida mi vida tan frágil y tan perdida y yo la quiero a la mínima la quiero pese a todo y por casi nada respira envuélvete en la escritura espontánea que diga que sobrevives día a día que desahogue un domingo de mierda cualquiera en que te come la angustia y no consigues distinguir a tu enemigo. Y hasta mañana.